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in Edition Julio Cortes / Saad (The letter Saad)

38:6Sus dignatarios se fueron: «¡Id y manteneos fieles a vuestros dioses! ¡Esto es algo deseable!

38:7No oímos que ocurriera tal cosa en la última religión. Esto no es más que una superchería.

38:10¿O poseen el dominio de los cielos; de la tierra y de lo que entre ellos hay? Pues que suban por las cuerdas.

38:13los tamudeos, el pueblo de Lot, los habitantes de la Espesura. Ésos eran los coalicionistas.

38:17Ten paciencia con lo que dicen y recuerda a Nuestro siervo David, el fuerte. Su arrepentimiento era sincero.

38:18Sujetamos, junto con él, las montañas para que glorificaran por la tarde y por la mañana.

38:20Consolidamos su dominio y le dimos la sabiduría y la facultad de arbitrar.

38:21¿Te has enterado de la historia de los litigantes? Cuando subieron a palacio.

38:22Cuando entraron adonde estaba David y éste se asustó al verles. Dijeron: «¡No tengas miedo! Somos dos partes litigantes, una de las cuales ha ofendido a la otra. Decide, pues, entre nosostros según justicia, imparcialmente, y dirígenos a la vía recta.

38:24Dijo: «Sí, ha sido injusto contigo pidiéndote que agregaras tu oveja a las suyas». En verdad, muchos consocios se causan daño unos a otros; no los que creen y obran bien, pero ¡que pocos son éstos! David comprendió que sólo habíamos querido probarle y pidió perdón a su Señor. Cayó de rodillas y se arrepintió.

38:26¡David! Te hemos hecho sucesor en la tierra. ¡Decide, pues, entre los hombres según justicia! ¡No sigas la pasión! Si no, te extraviará del camino de Alá. Quienes se extravíen del camino de Alá tendrán un severo castigo. Por haber olvidado el día de la Cuenta.

38:29Una Escritura que te hemos revelado, bendita, para que mediten en sus aleyas y para que los dotados de intelecto se dejen amonestar.

38:30A David le regalamos Salomón. ¡Qué siervo tan agradable! Su arrepentimiento era sincero.

38:34Aún probamos a Salomón cuando asentamos en su trono a su sosia. Luego, se arrepintió.

38:36Sujetamos a su servicio el viento, que soplaba suavemente allí donde él quería, a una orden suya.

38:41¡Y recuerda a nuestro siervo Job! Cuando invocó a su Señor. «El Demonio me ha infligido una pena y un castigo».

38:43Le regalamos su familia y otro tanto, como misericordia venida de Nosotros y como amonestación para los dotados de intelecto.

38:44Y: «¡Toma en tu mano un puñado de hierba, golpea con él y no cometas perjurio!» Le encontramos paciente. ¡Qué siervo tan agradable! Su arrepentimiento era sincero.

38:54En verdad, éste será Nuestro sustento, sin fin.

38:69Yo no tenía conocimiento del Consejo Supremo, cuando discutían unos con otros.

38:79Dijo: «¡Señor, déjame esperar hasta el día de la Resurrección!»